La fibra de carbono aporta ventajas interesantes en cuanto a la reducción del peso de la estructura, líneas de diseño más aerodinámicas, reducción de los tiempos de factura y un ahorro en combustible de hasta el 5%.
El impulso tecnológico del sector de la aviación para reducir la carga aerodinámica del fuselaje de las nuevas aeronaves, junto con la necesidad de mejorar la eficiencia en el uso del combustible durante el vuelo, ha suscitado el interés de la fibra de carbono en aviación como solución alternativa al uso actual del aluminio.
Los criterios adoptados por las compañías en los últimos años pone de relieve el interés por reducir el peso de los aviones para reducir al máximo los costes por trayecto. La ecuación es bastante simple. A menor peso, menor será el consumo de combustible para mantener el avión en el aire. Evidentemente los aviones disponen de un equipamiento técnico del que no podemos prescindir, por eso los ingenieros tratan de innovar actuando sobre la propia estructura del avión y la superficie del fuselaje. El proceso de investigación llevado a cabo se ha materializado en el Dreamliner 787 de Boeing y el Airbus A350 XWB, la última generación de aviones que emplean la fibra de carbono como sustituto del aluminio.
¿Por qué la fibra de carbono? En principio se trata de un material formado por una matriz estructural de fibras de plástico que mezclado con el carbono adquiere una extraordinaria resistencia y dureza con un peso razonable. Por eso, el fabricante europeo de aviones Airbus ha estado trabajando de forma conjunta con el Centro Nacional de Compuestos Británico para el desarrollo de este extraordinario material con interesantes aplicaciones para aviación.